A José Andrés García Lava, in memoriam

Hay unos cuantos días, en julio y septiembre en que el Instituto no tiene alumnos, los profesores hacemos nuestras tareas, pero todo es raro, hay una extraña sensación, algo falta. Deambulamos por los pasillos, en medio de un vacío incómodo.

Muchas veces hemos dicho que nosotros no somos más que una pieza en el puzzle, que sin la colaboración de las familias, de la comunidad educativa, nuestro trabajo resultaría como predicar en el desierto: inútil. Y a las familias os hemos tenido ahí, con nosotros, y hemos hablado de vuestros hijos, y hemos hecho actividades juntos, y hemos compartido tardes y cafés. El recuerdo de esos momentos siempre nos es grato, y nos reconforta.

Pero el viernes pasado un soplo de aire frío, y de vacío, recorrió estos pasillos y nuestros corazones; un escalofrío de esos que te hacen temblar y te recuerdan la fragilidad de la vida y la certeza de la muerte. 

Los que llevamos aquí unos años siempre recordaremos tu sonrisa afable, tus comentarios certeros, tu interés sincero, tus ganas siempre intactas de colaborar y de ayudar. Tu cariño por los tuyos. 

No vamos a decirte adiós, lo que realmente queremos decirte es, gracias, Jose Andrés.